Una vez concretada la invasión del ejército de Rusia sobre territorio de Ucrania, en paralelo a la resistencia militar diversas naciones y organismos multinacionales desataron contra Moscú diversas sanciones, cuya intensidad fue creciendo de manera gradual: cierre de espacios aéreos, bloqueo de medios, exclusión de competencias deportivas, entre muchas otras.
Las últimas, y más duras, apuntan a asfixiar a Rusia desde el punto de vista económico y financiero; es decir, hacer que su economía colapse y dejar ese país lo más aislado posible.
A las sanciones que aplicaron Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y el Reino Unido se sumaron en los últimos días varias naciones asiáticas. El propio vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, admitió que se traaba de un duro golpe, y que puso a la economía rusa bajo gran presión.
El lunes, Estados Unidos prohibió que ciudadanos y empresas hagan negocios con el Banco Central de Rusia. En rigor, de acuerdo a analistas internacionales, esto implica que casi la mitad de los U$S 630 millones de reservas de ese país queden inmovilizados. También se prohibieron las transacciones con el Fondo Nacional de Riqueza Ruso y el con Ministerio de Finanzas de ese país.
Además, en coordinación con la UE se prohibieron las operaciones de los principales bancos de capitales rusos en la Society for World Interbank Financial Telecommunication (conocida por sus siglas, Swift). La Swift es una combinación alfanumérica de entre ocho y 11 dígitos que identifica un banco de destino de una transferencia bancaria internacional. En otras palabras, es lo que permite que se realicen transferencias internacionales entre bancos. La medida regirá a partir del 12 de marzo, y excluye a Sberbank, el mayor banco del país, y al Gazprombank, por donde se tramitan pagos europeos por importaciones de gas y petróleo ruso.
El Gobierno del Reino Unido también sancionó a cinco bancos rusos: Rossiya, IS Bank , General Bank, Promsvyazbank y Black Sea Bank.
Mastercard y Visa bloquearon parte de la actividad rusa de sus redes de pago.
Los Gobiernos de Japón, de Corea del Sur y de Singapur, entre otros países de Asia, anunciaron que se unirán a varias de las medidas adoptadas por Washington y por la UE, que apuntan a disuadir al presidente de Rusia, Vladimir Putin, de proseguir la avanzada sobre Ucrania.
El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, anunció el domingo que ese país respaldaría las medidas sobre Swift.
En relación a las sanciones a personas, varias personalidades rusas ya habían sido afectadas por las sanciones europeas y estadounidenses tras la anexión de la Península de Crimea (2014), pero ahora se extendieron a un mayor número de dirigentes, comenzando por Putin; por su primer ministro, Mijail Mishustin, y por su ministro de Exteriores, Serguei Lavrov.
Estas sanciones incluyen el congelamiento de sus activos.
La UE anunció que también las aplicará a 23 personalidades de máximo nivel, a 351 miembros de la Duma (Parlamento ruso) y a varios magnates rusos.
Estados Unidos, Canadá, Suiza y Australia tomaron también medidas similares, pero dicho listado puede variar de un país a otro, con excepción del círculo más cercano a Putin.
En medio del poderoso asedio a la economía rusa, las autoridades multiplican los esfuerzos para limitar el impacto del bloqueo financiero.
Este miércoles, el Banco Central anunció medidas para impedir que los extranjeros vendan sus acciones en la bolsa rusa y que se retiren fondos del país, en un intento para frenar la hemorragia a la inversión extranjera.
Debido a las sanciones, el mayor banco ruso, Sberbank, anunció el miércoles que se retira del mercado europeo.